Preguntas prácticas
«No he bailado nunca. No tengo ritmo. Soy descoordinada. Ya tengo una edad. No estoy en forma… «. Y así hasta otro infinito.
Primero de todo, tranquilidad. Que yo por lo menos cuando me pongo así, me acelero y me quedo sin aire. Yo también me he hecho muchas preguntas y he sentido muchos miedos. En mi caso, era la edad porque cuando quise retomar esta pasión ya tenía treinta y todos y cuatro hijas….
Te contesto de manera sincera y desde mi propia experiencia que lo único que necesitas es desear bailar y dejar tus complejos en casa.
Sé que la mayoría de los viajes de baile se organizan con grupos que ya bailan juntos en su país de residencia y los organizadores son los propios profesores. Ya tienen experiencia, ya saben, ya se conocen. Ya han superado ciertas cosas. En este caso no es así, bailes o no bailes ya en una Academia y/o tengas pensado o no hacerlo a la vuelta, es indiferente. No importa. Lo que importa es que quieras hacerlo.
Aunque es muy probable que una vez lo pruebes, te entre el gusanillo y no lo quieras dejar pasar ni un minuto más. Este viaje puede ser una forma de dar el paso definitivo. También decirte que no estarás sola, que los profesores que tienen mucha experiencia estarán allí para ayudarte, animarte y motivarte. Yo también.
Bailar se aprende. Bailar se trabaja. Bailar se ensaya. Bailar se practica. Se puede empezar a bailar a cualquier edad y con cualquier cuerpo. Pero la decisión la tienes que tomar tú y la tienes que tomar en serio.
Este viaje es para ti si…
- Te gusta viajar en un grupo y relacionarte con personas que no conoces tanto de primeras. Ya sabes que empezaremos a conocernos en las actividades previaje, pero una cosa es conocerse y otra convivir.
- Te adaptas a viajar sin lujos y a comer comida fuera de tu rutina habitual.
- Te interesa lo diferente a ti, empezando por este viaje fuera de lo convencional, claro.
- Tienes curiosidad y a la vez respeto por lo ajeno a ti, por lo que no comprendes y/o compartes a lo mejor de primeras (y a lo mejor también de segundas).
- Eres flexible y entiendes que los imprevistos pueden ocurrir. También los cambios de planes consensuados por el grupo que puedan hacer el viaje más interesante. Entiendes de verdad que el riesgo cero no existe.
- Tienes una mentalidad abierta y estás preparada para que se te puedan mover ciertos cimientos de lo que piensas y crees.
- Y, por supuesto, estas dispuesta a sudar, a tener agujetas y a dejarte la piel bailando olvidándote de todas tus creencias limitantes (las tuyas propias, las adoptadas de fuera y las heredadas de otros).